viernes, 11 de julio de 2014

ATENEO BIBLIOGRAFICO - MIERCOLES 25 DE JUNIO



The Cochrane Library 2014, issue 3
Marcela Heres

Los corticoides inhalados (CI) se usan comúnmente asociados a agonistas beta2 de acción prolongada (LABA) en el tratamiento de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Las combinaciones más usadas son fluticasona y salmeterol, budesonide y formoterol y, fluticasona y vilanterol. Los CI han sido asociados al mayor riesgo de padecer neumonía, pero la magnitud de este riesgo y las diferencias entre los distintos CI y las asociaciones con LABA no están claras.

El objetivo de esta revisión es evaluar el riesgo de neumonía asociado al uso de fluticasona y budesonide en pacientes con EPOC.

Se incluyeron estudios aleatorizados, controlados, de al menos doce meses de duración, que comparaban budesonide o fluticasona versus placebo o cualquiera de los CI en combinación con un LABA versus el mismo LABA como monoterapia en pacientes con EPOC.
Se observaron en forma separada las comparaciones entre CI y placebo, por un lado, y las de CI y LABA versus LABA, por el otro.
Los autores realizaron una comparación indirecta entre monoterapia con budesonide y fluticasona. No lo hicieron con las terapias combinadas por las diferencias halladas en esos trabajos.

Se incluyeron 43 ensayos clínicos: 26 usaron fluticasona (n = 21.247) y 17, budesonide (n = 10.150). Los estudios para budesonide fueron menos sólidos, menos precisos y más cortos. La población estudiada era mayoritariamente masculina, de 63 años de edad media, con un promedio de 40 paquetes/año y volumen espiratorio forzado en el primer segundo promedio menor a 50%.
La fluticasona aumentó el riego de neumonía grave (que requirió internación), no fatal (18 más por 1000 pacientes tratados durante 18 meses) (OR 1,78-IC 95% 1,50-2,12). No se observaron diferencias cuando se asociaba a LABA o con las distintas dosis.
El budesonide también mostró aumento del riesgo de neumonía grave, no fatal; pero el efecto fue menos preciso y basado en estudios más cortos (6 más por 1000 pacientes tratados durante 9 meses) (OR 1,62-IC 95% 1,00-2,62). Se encontraron diferencias significativas entre las dosis. La dosis de 640 mcg fue asociado a mayores efectos adversos que la de 320 mcg, comparadas con placebo.
En la comparación indirecta entre budesonide y fluticasona no hubo diferencias significativas respecto de la neumonía grave o la mortalidad. El riesgo de neumonía que no requirió internación fue mayor con fluticasona que con budesonide (OR 1,86-IC 95% 1,04 a 3,34).

Comentario

De este análisis se desprende claramente que los CI asociados o no a LABA, aumentan el riesgo de neumonía grave en el tratamiento de la EPOC. Sin embargo, se debe remarcar que esto no se traduce en aumento de la mortalidad global.
Desde la aparición de las primeras evidencias de este efecto adverso de los CI, se ha intentando demostrar diferencias entre las distintas drogas. Los trabajos parecen mostrar resultados en favor de la budesonide. En esta revisión no se observaron diferencias en la incidencia de neumonías graves o en la mortalidad. La fluticasona fue asociada a mayor riesgo de neumonía que no requirió internación en comparación con  la budesonide. Estos datos deben interpretarse con mucha precaución. Las diferencias podrían atribuirse a las variaciones en la definición de neumonía y los métodos diagnósticos empleados en los ensayos clínicos.
Así mismo, no existen trabajos que comparen directamente fluticasona y budesonide.

La seguridad de los CI en el tratamiento de la EPOC debe evaluarse teniendo en cuenta sus efectos adversos, pero también su eficacia en la prevención de las exacerbaciones y en su influencia en la calidad de vida.

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